Siempre he pensado que las mejores aventuras empiezan con una idea feliz. Un día fue un ¿por qué no corremos una carrera de 3km?
Y esta vez, la idea feliz para este verano fue recorrer los 3 macizos de Picos de Europa en cuatro días, cargando con todo lo necesario. Yo que nunca había dormido en un Refugio de montaña, ni había intentado nada por etapas antes, además de que la idea de estar varios días sin ducharme y lavarme el pelo me aterra (llamadme pija si queréis…).
Empezamos el lunes con un día de perros, todo nublado y lloviendo a ratos. Lo mejor fue la ausencia del calor sofocante, por lo que la tirada de unos 30km se hizo bastante llevadera. El primer tramo era desde Poncebos hasta Vegarredonda, subiendo por Culiembro y pasando por el primer refugio, el de Vega de Ario. Obviamente, y gracias a la niebla, nos perdimos un poco, pero nada dramático.
El segundo día, salimos de Vegarredonda hasta Collado Jermoso, pasando por Vega Huerta (aunque no pertenece al Anillo oficial), por Vegabaño (que vamos a ver, quién lo metió en el Anillo estando donde Jesucristo perdió una zapatilla, por Dios) y por Posada de Valdeón.
Las vistas el martes fueron impresionantes, todo el día de sol con las nubes abajo formando el mar de nubes.
Además, que si no estás acostumbrado a pisar estas zonas, el silencio, y lo increíble del lugar que te rodea, te dejan sin palabras.
Aquí cometimos el craso error de parar a comer un bocata, un helado y una cerveza antes de subir a Collado Jermoso. Amigos míos, no lo hagáis, yo ya tengo claro que en Trasvaldeónica voy a morir, pero con el estómago vacío. Eso sí, las vistas arriba, de quitar el hipo.
El tercer día, (y tras conseguir darme una ducha y lavarme el pelo, ¡yey!) nos tocaba ir desde Collado Jermoso hasta el Casetón de Andara, pasando por Cabaña Verónica. El problema ese día fueron las ampollas de los pies. El día antes me habían cocido los pies, y me habían salido varias ampollas, así que correr para abajo era un suplicio.
La primera parte, hasta Cabaña Verónica, fue de nuevo impresionante, parecía que estábamos en otro planeta, y no en pleno Picos. A partir de aquí solo había que trotar hasta Áliva, pero mis pies solo querían explotar, así que tuve que hacerlo andando. A partir de ahí, subimos el Jierru, y aunque mis pies hacia arriba sufrían mucho menos, el calor de las 3 de la tarde acabó conmigo.
Subimos hasta prácticamente la cima de la Morra de Lechugales (sí, me quede a unos 4m de la cumbre, pero me parecía imposible subir y no morir en el intento), y de ahí, pese a perdernos un poco (y yo ya verme vivaqueando en cualquier sitio), conseguimos llegar al Casetón (casi se me cae una lagrimilla y todo).
El jueves, para atajar el dolor de pies, me di al Enantium (mano de santo) y pudimos correr hasta Sotres, y de ahí hasta la Terenosa por el camino de Traveserina.
De ahí hasta el Refugio del Urriellu, subimos como tiros, y tras una breve parada, nos dirigimos a Cabrones, y conocí la Brecha del Cazador (cada vez trepo mejor, jajajaj).
También pude acercarme mínimamente, al otro objetivo que tengo para este verano, mi colega el Torrecerredo, y casi que se me han quitado las ganas, por ahora.
Al final conseguimos los 9 sellos, y llegar a casa, que todavía hoy me parece increíble. Si al final hasta ¡nos persiguieron una cabra y un cabrón!
Bien está lo que bien acaba, así que me doy por más que satisfecha. 😊